domingo, 28 de diciembre de 2008

Los que piensan que las manifestaciones públicas de fervor religioso no tienen utilidad alguna, o que sólo proyectan una voluntad política, se equivocan. Gracias a la 'Misa de la Familia' -de la familia cristiana, entiendo- celebrada hoy en el centro de Madrid, ya sabemos que, en palabras del obispo de Bilbao Ricardo Vlázquez, las amenazas para la familia -cristiana, doy otra vez por supuesto, pero lo digo yo y no ellos- son seis:
1) El matrimonio homosexual
2) El divorcio exprés
3) La falta de conciliación entre la vida familiar y la vida laboral
4) La crisis económica
5) La baja tasa de natalidad
6) La violencia de género
He citado textualmente, aunque me haya ahorrado las comillas. Echo en falta alguna alusión a los anticonceptivos, eso sí.
Insisto, lo de ayer en Colón fue un hallazgo. Más afirmaciones, esta vez de Monseñor Rouco Varela: "Es posible vivir el matrimonio de forma distinta a lo que está de moda". O "esta celebración en la Plaza de Colón tiene como objetivo preservar este modelo de la verdadera familia, cuya actualidad no pasa nunca".
¡Ah!, es domingo. Y estoy con la guardia un poco baja.
Ahora en serio... ¿quién empieza?

miércoles, 17 de diciembre de 2008

La nieve y la crisis

Tuvo que caer una nevada ayer para que, por unas horas, se nos fuera de la boca la crisis. Lo bueno de la nieve es que distrae, sobre todo cuando llega tan de vez en cuando como aquí. La recesión, la desaceleración brusca y el profundo ajuste –qué cruz– se nos fueron a mejor vida por unos momentos. Al bicho lo alimentan las administraciones con inyecciones de líquido para que se ponga bueno, que es lo mismo que alimentar el fuego con gasolina. Lo extraño, por incoherente, es que los gigantes en apuros cojan la pasta y miren para otro lado, como si tal cosa, y viva Keynes y quién es Adam Smith.
A nosotros, los de a pie, no nos apoya nadie, claro, pero dudo que lo merezcamos; apenas sabemos llorar, y lo hacemos siempre a destiempo y poco. Además es grave que no nos diéramos cuenta de que hasta hace unos meses vivíamos instalados en la bonanza, en el lujo, en el despilfarro. Estábamos en la cresta de la ola, y nosotros sin saberlo, que es lo más triste. Jugábamos la ‘Champions’ y creíamos que peleábamos la permanencia.
La victoria de Obama, bien pensado, fue otra nevada inesperada de ésas que amnesian y abotargan. Podíamos, y pudimos, pero ahora qué. Pues ahora, creo, sabemos que nunca vivimos contentos, que estamos fabricando las nostalgias futuras y que somos unos insatisfechos perennes. Todo, gracias a la crisis. Bendita. Terminaremos por tenerle afecto.
Tribuna de Salamanca, 16/XII/08

jueves, 11 de diciembre de 2008

Legitimidad de saldo


Gracias a la Nochevieja Universitaria, que se escribe con mayúsculas desde que pasó de ser un acto espontáneo a un gran botellón con todos los parabienes públicos y los beneficios privados, ya sabemos lo que cuesta la solidaridad. Exactamente, 0,10 euros por copa. Copas que cuestan tres ó tres euros y medio, según la plaza. En cristiano: para donar un euro a las causas justas hay que beber y claro, pagar, diez bebidas de alta graduación. Sin garrafón, espero.

A tan bajo precio, a la nochevieja que en Salamanca se celebra todos los años antes del día 31, con cesión incluída de un bien Patrimonio de la Humanidad como es la Plaza Mayor, se le añade el adjetivo de 'solidaria'. Y todos contentos; los bebedores, sus padres, los prebostes institucionales y, sobre todo, las conciencias. Incluidas las de los medios, que se acercan a la masa informe, litro en mano, como lo haría a una enorme jaula de monos amaestrados. Legitimidad de saldo para rituales atávicos. El año que viene, por qué no, en la nave principal de la Catedral Vieja.

El antropólogo que afirmó que, cuanto más avanzada es una sociedad, más relajados son sus rituales, no tenía consumiciones gratuitas para esta borregil sandez. Seguro.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Odetta, RIP

El día se puso negro a las seis de la tarde. En Nueva York, porque allí fue donde ocurrió, era la hora del mediodía. Salinger se habría preguntado dónde estarían los patos de Central Park en invierno. Llegaba al periódico y en el aire había un duelo agitado, como un zumbido coral, una amenaza de tinieblas, de malos presagios. Noviembre, o diciembre y sus promesas de cambio a medias. Siempres lo mismo. Una mano que cede, un corazón que separa.
El sms me llegó de un amigo. Breve, directo, suficiente: "Odetta ha muerto". Nosotros, también un poco. "Que su espíritu luminoso ysu volcánica voz de los cielos continue viviendo a través de los tiempos", dijo su representante en el sepelio, horas después. No es cierto que no sepamos quienes sepamos. Basta un golpe de fortuna, buena o mala, un violento empujón del destino, un disparo de adrenalina, para que nos reconozcamos.
A veces a la rutina se le cae la t. A veces, la muerte de un ser querido, aunque esté a kilómetros de distancia. Sé que algo muy especial sucedía cuando escuchaba a a esa anciana llorar sus penas y arrastrar su voz inminente por tantas y tantas canciones, Algo intransferible y feroz aquí, junto al esternón. Odetta, todo un género en símisma. Entera e inacacable. Como en 'Odetta and the Blues' (1962).
Murió alos 77 años. Su voz de titán vivirá siempre.