miércoles, 17 de diciembre de 2008

La nieve y la crisis

Tuvo que caer una nevada ayer para que, por unas horas, se nos fuera de la boca la crisis. Lo bueno de la nieve es que distrae, sobre todo cuando llega tan de vez en cuando como aquí. La recesión, la desaceleración brusca y el profundo ajuste –qué cruz– se nos fueron a mejor vida por unos momentos. Al bicho lo alimentan las administraciones con inyecciones de líquido para que se ponga bueno, que es lo mismo que alimentar el fuego con gasolina. Lo extraño, por incoherente, es que los gigantes en apuros cojan la pasta y miren para otro lado, como si tal cosa, y viva Keynes y quién es Adam Smith.
A nosotros, los de a pie, no nos apoya nadie, claro, pero dudo que lo merezcamos; apenas sabemos llorar, y lo hacemos siempre a destiempo y poco. Además es grave que no nos diéramos cuenta de que hasta hace unos meses vivíamos instalados en la bonanza, en el lujo, en el despilfarro. Estábamos en la cresta de la ola, y nosotros sin saberlo, que es lo más triste. Jugábamos la ‘Champions’ y creíamos que peleábamos la permanencia.
La victoria de Obama, bien pensado, fue otra nevada inesperada de ésas que amnesian y abotargan. Podíamos, y pudimos, pero ahora qué. Pues ahora, creo, sabemos que nunca vivimos contentos, que estamos fabricando las nostalgias futuras y que somos unos insatisfechos perennes. Todo, gracias a la crisis. Bendita. Terminaremos por tenerle afecto.
Tribuna de Salamanca, 16/XII/08

4 comentarios:

Unknown dijo...

La insatisfacción como motor y como ruina. Qué bueno. Parece muy cierto, la nieve, la crisis nos reconcilian con nosotros mismos.. necesitamos de los contrastes para sobrevivir. Todo son ciclos. Y no nos extrañemos, formamos parte de un universo en el que el ciclo es la norma, desde las galaxias hasta los átomos.. (a-tó)

Un besillo

Unknown dijo...

Ah, y me encanta que nieve!

Carlos Mateos dijo...

Las guerras, las crisis y los encargos son las tres formas más eficaces de la inspiración

LA CAÑA DE ESPAÑA dijo...

A mí me parece que se ha instalado en todo el mundo el espíritu del "pelotazo", y ahora el tonto es el que no lo aprovecha. Antes había delincuentes, timadores, descarados... ahora sólo estamos los pobres tontos que no nos hacemos de oro aprovechándonos de la desgracia ajena. ¿Dónde están todos esos listos del ladrillo cuando hay que arrimar el hombro? Pues yo os lo diré: están inflando otra burbuja (llámese china, o nuevas tecnologías, o países emergentes…) y mañana, cuando esta nos explote ellos ya se habrán llevado nuestros ahorros preparando otro timo nuevo.