"La apariencia es el escudo de los débiles", recita el refranero popular, y quizá la apariencia sea no el refugio de los débiles, sino, simplemente, su opuesto, la profunda y más limpia expresión del yo posmoderno, plural, fugaz y autoreflexivo. Contra la tiranía de la herencia, del gesto que cincela la cara y contrae el gesto, la elegida expresión a la carta. Contra la inopinada obligación de la nariz a disgusto, de los labios breves, la configuración de una cara, de un cuerpo querido. Y más aún: escogido. Ya somos cada uno una multitud de voces, una elección de las muchas que podemos ser al día, a la hora, casi al instante. E interpretamos el papel elegido con toda la coherencia que podemos, o que nos dejan las circunstancias. Perfilamos nuestros gustos, seleccionamos con detalle aquello que leemos, escuchamos, pensamos y expresamos en la desbocada turba de elecciones posibles. Por qué no olvidar quiénes aparentábamos ser si quizá hace tiempo que queremos ser otros.
domingo, 7 de septiembre de 2008
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6 comentarios:
Es un autoengaño más...La vinculación de unos rasgos al éxito es lo que hace que mucha gente quiera cambiar su apariencia...Cada cual es muy libre de hacer lo que quiera, no quiero caer en lo típico de que hay que aceptarse como uno es, porque no...Pero me da la sensación de que con la cirugía estética se vende algo más que la operación...Es una sensación...Abrazotes
Es verdad, la posibilidad de "crearnos" está ahí, y es algo asombroso. Pero lo ideal sería que todo el mundo fuera capaz de comprender la intención de sus decisiones, que fuese cierto eso de que elegimos nosotros mismos conscientemente lo que somos en cada momento. LC
Una amiga, a proposito de esto del aspecto, me dijo una vez que estaba en contra del control genético de los embriones humanos porque con ello lo único que se conseguiría era que todos tuvieramos hijos rubios y altos. Y yo le contesté que no era mi caso, que si alguna vez se controlaban los genes de algun futuro hijo mío sería para asegurarme de que no naciera con una tara fisica o psiquica o alguna enfermedad crónica, pero que mi hijo me gustaría que fuese moreno como yo y con una mezcla de rasgos de su madre, no que se pareciera al vecino "sueco".
Pero... cada vez que veo una chica con los labios hinchados, como si se los hubiera pillado con una puerta... desconfio más de los motivos de otra gente.
Da gusto leer cosas bien escritas, enhorabuena por tu blog, ha sido una suerte encontrarme con él, a ver si puedo pasarme más veces...
Un saludo.
Qué posmoderno te estás poniendo, majete. Saludos cordiales. Es cierto, vivimos en el mundo de la apariencia, y por desgracia podemos reinventarnos en lugar de aceptarnos como somos. A algunos les da igual la imagen que dan, pero claro, es porque su propia imagen ya les reporta beneficios sociales de algún tipo: trabajo, sexo, fama... Eso sí, al final todo cae por su propio peso, y lo que queda es la inteligencia y el trabajo. Menos en EEUU, donde Bush puede ser presidente a pesar de ser un retrasado obvio. Ahora llegará Obama o McCain; el primero huele a cortina de humo y el segundo a geriátrico. Más de lo mismo. Una propuesta: que dejen a los europeos gobernar el imperio cuatro años, a ver qué pasa... hahahah
Cirugía si pero del corazón? aún no existe cirugía ni para el corazón ni para el alma que yo sepa...........ojalá corazones buenos a la carta! ideal! pero seguramente que todo se andará.
Saludos sin cirugía.
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