La publicidad dispara donde el resto ni siquiera ha apuntado aún. A pesar de los agoreros del nuevo orden cultural y del transcurso de tantos años desde que el estado de bienestar se aposentara en las civilaciones occidentales, el coche conserva intacto su marcado carácter simbólico. Su estatus económico, social y hasta político. Audi ha dado en la diana. El atleta nace superdotado e inflige sobre sí mismo una dictadura de esfuerzo, dedicación y entrega, que lo aleja, en su resultado final, del resto de mortales con los que convive a diario. Su cuerpo es el resumen filtrado y puro de sus extremas habilidades. Los que le circundan sólo adquirirían su físico, su prestigio y su exclusividad si nacieran de nuevo y lo hicieran todo igual de bien desde el principio. Lo que Audi propone es la adquisición de eso que sólo algunos logran con esmerado sacrificio y renuncia completa; la solitaria grandeza del que se sabe diferente, pero sobre todo, mejor al resto. El indiferente gesto para con la gris mayoría y la rendida admiración del prójimo. La poco sutil convicción de que tras el tipo que está al volante no sólo hay alguien que tiene dinero, sino que, además, se trata de alguien, sin duda, excepcional.
sábado, 13 de septiembre de 2008
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2 comentarios:
La transferencia del anuncio está muy lograda: Tachán tachán... Audi es uno de ellos... un ser excepcional... especial entre los demás automóviles...Y aquella persona que lo posea, ya sólo por tener el instinto de elegirlo, no cabrá duda, se tratará de otro ser sobresaliente..
Pero al mismo tiempo resulta demasiado rápido,como desproporcionado. Te cuentan la historia de esos seres humanos maravillosos, con cuidadito, con esa música que lo envuelve todo como si estuvieran contando un cuento, una leyenda...y al final aparece el coche sólo un instante, casi como metido con calzador...Sí, lo relacionas inmediatamente, es eficaz, pero creo que suena algo forzadillo.
(Madre mía)
Un besazo.LC
Uno de los campos en los que la publicidad ha cambiado más es en el mundo de los coches...Buscar la diferenciación del resto es un deseo compartido por los consumidores y los anuncios, se basan en esa sensación y la refuerzan, articulando una ola de sentimientos alrededor de un producto, que al final no es real, pero que nos hace más felices al hacernos sentir diferentes...Como he dicho nada es real, en el espejo y en tu coco sigues siendo tu, tengas el coche que tengas...
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