Primero quisimos ser anónimos. Internet era ese sombrío y sospechoso espacio en el que salvaguardar la información personal era imprescindible. En el que ocultábamos casi todo. Internet era peligroso. En los chats se sucedían los seudónimos. También en los foros, aunque los foreros desnudaran sus apetencias filosóficas, musicales o personales.
Porque primero quisimos saberlo todo sin entregar nada a cambio. Despues... después, de repente, aparecieron los blogs. Y luego las redes sociales. Y entonces, todo cambió. Contagiados por el infeccioso calor de la emoción, convertimos internet en un espasmo de relaciones personales de gran extensión y piel finísima. La red promovió un intercambio de gustos, aficiones, fobias, lazos, definiciones y coyunturas que nos definen y nos delimitan en una orgía de contactos en la que el último comentario y la última actualización de estado es la única que importa. Twitter, Hi5, Tuenti, Keteke...
¿Es Facebook.com el auténtico y verdadero internet 2.0, o sólo el más importante progreso relacionado con la red desde el e-mail? Quizá sea el primer medio de comunicación de masas horizontal. O la última e inevitable criatura posmoderna que ha parido Occidente. Su crecimiento, exponencial, inabarcable, tiene mucho de orgánico. No es casual que se extienda como un virus de inevitable transmisión.
Porque primero quisimos saberlo todo sin entregar nada a cambio. Despues... después, de repente, aparecieron los blogs. Y luego las redes sociales. Y entonces, todo cambió. Contagiados por el infeccioso calor de la emoción, convertimos internet en un espasmo de relaciones personales de gran extensión y piel finísima. La red promovió un intercambio de gustos, aficiones, fobias, lazos, definiciones y coyunturas que nos definen y nos delimitan en una orgía de contactos en la que el último comentario y la última actualización de estado es la única que importa. Twitter, Hi5, Tuenti, Keteke...
¿Es Facebook.com el auténtico y verdadero internet 2.0, o sólo el más importante progreso relacionado con la red desde el e-mail? Quizá sea el primer medio de comunicación de masas horizontal. O la última e inevitable criatura posmoderna que ha parido Occidente. Su crecimiento, exponencial, inabarcable, tiene mucho de orgánico. No es casual que se extienda como un virus de inevitable transmisión.