
No voy a hablar de las rachas anotadoras de Kobe Bryant, de los saltos de Lebron James, de los tiros de -Dios existe- el recuperado Allan Houston, de los pases de Crish Paul o de Steve Nash, de las opciones de Pau Gasol. Sí diré que soy Laker desde que recuerdo, que es desde que ví a Magic y Worthy corriendo el contraataque. Soy de los que llegan a trabajar con ojeras después de pasar la noche delante del televisor o de la pantalla del portátil, viendo el partido a través de alguna red P2P, de los que tienen ni sé cuantos partidos grabados en VHS y DVD. De los que prefieren un Clippers-Sonics a la final de la Champions. De los que piensan que Europa, a pesar de todo, sigue muchos años por detrás del baloncesto estadounidense. De los que pidió a sus padres la Reebok The Pump cuando Dee Brown ganó el concurso de mates. Felices madrugadas.
3 comentarios:
ME SUMO A TODO LO DICHO. (SOLO CON UNA SALVEDAD, LO SIENTO PERO YO ADORO A LOS CHICAGO)
Tan bonito que contagia.. Eso, felices madrugadas :-)
Es curioso cómo un deporte tan dinámico y entretenido como es el baloncesto haya perdido la partida ante otro mucho más aburrido (el fútbol)
Cosas de patrocinadores, supongo...
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